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Dec 28, 2021

Cuando las deudas de una empresa rebasan sus ingresos y no cuenta con la liquidez suficiente para pagarlas, lo más probable es que se encuentre en quiebra, y por consiguiente, deba cerrar sus operaciones. Para que ninguna compañía llegue a ese punto extremo, invitamos en este episodio a la coach financiera, Angie Collado, para darte las mejores recomendaciones para tu negocio.

“La quiebra es un tema que toca muchas fibras sensibles porque no es sólo la pérdida de dinero, tiempo, esfuerzo, sino que es como una muerte de un proyecto y muchas veces se siente desgarrador”, comenta Angie, pero defiende “tener una planeación” para ayudarnos a no caer en una quiebra ni en bancarrota: “No necesariamente tiene que ser complicada, es tomarte un día, sentarte con un experto que lo sepa hacer, porque si lo haces solo te puedes tardar mucho. Tiene que ser un experto en pricing o inclusive un contador, depende mucho de la naturaleza de tu negocio”.

Hay muchas razones por las cuales podemos caer en el cierre de nuestro negocio, pero la más común es la falta de ventas. “Para evitar una quiebra tienes que tener sistematizado tu proceso de ventas para poder irlo midiendo y mejorando. Si estás en un negocio en donde vendes o revendes, necesitas volverte un experto en marketing y en ventas. Y saber que cualquier dinero que metas dentro de marketing, ventas y publicidad requiere ser medido en retorno de inversión”, explica Angie.

La segunda razón más repetida es la “falta de administración del dinero”, porque “puedes tener muchas ventas pero no ser rentable y esto es por una falta de cálculo de costos y para fijar precios, un exceso de gasto y una mala gestión; incluso cuando se pierde el control puede haber robo, fraude, etc.”. Según Angie, “por un lado tienes los componentes que son los precios, la competencia y el mercado en el que estás con el valor agregado que puede dar ese mercado, y del otro lado es el costo real de la creación, generación o venta de tu producto o servicio”, expone nuestra invitada. Y finalmente hay una tercera razón que lamentablemente nadie puede predecir y es el riesgo político de un país.

Muchas veces puede haber una bancarrota sin deuda, es decir, no hay liquidez, no se puede pagar y se declara una quiebra. “Para declarar una quiebra necesitas hacer el proceso contable que hay en tu país, acercarte a un contador, fiscalista y abogado. Ellos lo que necesitan es hacer un proceso para avisar a tu institución tributaria que estás en bancarrota. Cuando una empresa se declara en quiebra hay un proceso de liquidación. Hay diferentes preferencias, pero primero se liquida a los empleados. Después se les paga a los proveedores. Liquidas esto vendiendo activos”, manifiesta Angie.

La bancarrota o quiebra ofrece un nuevo comienzo, pero tampoco es un proceso fácil y tiene sus reglas y consecuencias. Es posible detener a los cobradores por un tiempo determinado, pero hay ciertos tipos de deudas que permanecen vigentes. “En caso de que no tengas dinero para liquidar a tus empleados, proveedores, etc. caes como en un adeudo y si declaras quiebra no estás cerrado, estás quebrado, estás en suspensión de pagos y estás tratando salir de la quiebra”, aclara Angie, y agrega que “se puede salir de la quiebra y, mientras tanto, puedes seguir operando y vendiendo para poder subsanar todos los adeudos”.

En el caso de que quieras cerrar tu empresa por decisión propia no necesitas declararte en bancarrota, simplemente cierras actividades si es que no estás en números negativos y puedes hacer todas tus liquidaciones. “Hay un proceso de cierre de empresa, porque sino tu autoridad fiscal puede seguir cobrándote impuestos por estar activo, pero si cierras no quiere decir que quebraste”, remarca nuestra especialista.

Como bien decíamos anteriormente, el temor de todo emprendedor es que su empresa termine cerrando por una mala administración o circunstancias que son externas a uno. Para que ello no suceda hay dos cosas que son básicas. En primer lugar, “necesitas tener un presupuesto de operación”: “Para todos los emprendedores lo primero es separar cuentas, porque resulta que en la misma cuenta donde tú ganabas la mensualidad de tu trabajo ahora estás recibiendo tus ventas por ahí, y es señal de alerta, quiebra posible y mala toma de decisiones. Entonces hay que separar las finanzas personales de las empresariales”, advierte Angie.

En segundo lugar, el emprendedor tiene que tener tres tipos de ingresos claros para no caer en quiebra y estar organizado: el sueldo, que es lo que el emprendedor necesita para vivir, las comisiones por ventas, y los rendimientos, que es la obtención de las utilidades cada tanto tiempo. Y en tercer lugar debes “calcular perfectamente bien tus precios y que puedas establecer el punto de equilibrio”. Angie recomienda que “para establecer precios debes saber cuántas ventas necesitas para cubrir tus gastos, y ya con ese punto de equilibrio puedes calcular la rentabilidad”.

Hay un porcentaje de margen que uno debe manejar dentro de la compañía y es indispensable para que la empresa se mantenga en pie en tiempos difíciles. “Los negocios de E-Commerce dependen mucho de la competencia. Si tú le subes demasiado el precio a un producto va a depender más de tu capacidad de comprar en volumen para poder incrementar ese margen, porque el precio muchas veces está regido por el precio que está en la plataforma”, enseña Angie, y acentúa: “Va a depender más de la capacidad que tengas para comprar que para vender. Entonces para ser rentable, por lo menos, tienes que cubrir tus gastos operativos y lo que te cobra la empresa por vender, sino estás pagando por trabajar y eso mata a cualquier compañía”.

Existe también el problema con el flujo de caja, que son las salidas y entradas netas de dinero que tiene una empresa o proyecto en un período determinado. Resulta una información indispensable para conocer el estado de la empresa. Angie afirma que cualquier diferencia negativa dentro del flujo de caja “se resuelve con ventas”. “Tener buen flujo de caja no quiere decir ser rentable, y tener rentabilidad o utilidad no quiere decir que tengas buen flujo de caja. Hay veces que vender más implica aumentar gastos, contratar cierta gente y entonces disminuye tu utilidad”, puntualiza.

“El problema del flujo de cajas se soluciona con ventas porque aumenta el flujo de caja, pero el problema de la rentabilidad puedes darle una vuelta haciendo una contabilidad de profit first, que dice que hay que asegurar tu rentabilidad. Primero tienes que pagar el costo de venta, que son las comisiones, a los vendedores, a la empresa y a la plataforma que te ayuda a vender. Después se hace un apartado de lo que son los impuestos de esta venta para que no te tomen desprevenido y que siempre tengas una estrategia para que este mismo apartado inclusive llegue a hacer bonos cuando haces una buena gestión. Y luego, antes de meter cualquier cosa de gastos, entra la rentabilidad”, desarrolla nuestra invitada, y sugiere: “La idea es tomar primero la rentabilidad y por lo menos asegurarnos un 10 por ciento de rentabilidad y con el resto operas”.

El uso del dinero que corresponde a la rentabilidad de nuestra empresa hay que hacerlo con mucho cuidado. Angie dice que es mejor utilizar la deuda “como motor de crecimiento”: “Ninguna empresa grande trabaja con su dinero, trabaja con préstamos”. Asimismo sostiene que el dinero de la rentabilidad sólo se puede usar en un plazo extenso. “Mensualmente no lo recomiendo porque solamente estás drenando la empresa. La parte de las utilidades normalmente se deciden trimestral, semestral o anualmente. Y aquí es donde tienes que plantear tu estrategia… vamos a crecer, mantenernos o disminuir nuestra labor, porque a veces vender menos pero mejor es más rentable”, añade.

A ello se le suma el famoso fondo de emergencia, que es ese dinero que se encargará de mantener a flote a la empresa en caso de imprevistos fuera de nuestro control. “Estos fondos de paz tienen que ser lo primero que deben empezar a construir las empresas para tomar decisiones inteligentes”, asegura Angie, y opina que “entre un 3 y un 5 por ciento de los flujos, después de gastos de ventas”, deben ir a ese fondo. “Tenemos que tener una cuenta en donde puedas acumular y, una vez que tengas hacia dónde dirigirla, conectas y diriges el dinero”, remata la coach financiera.

En definitiva, la situación de crisis ha derivado en muchos casos en una insolvencia empresarial por una gestión desorganizada que muchas compañías llevan años arrastrando. Antes de llegar a una situación sin retorno y declarar la bancarrota, la gerencia puede adoptar una serie de medidas como son la reestructuración preventiva, facilitar el teletrabajo o abordar nuevas estrategias de marketing para aumentar las ventas.

Instagram: @angiecollado_coach

LinkedIn: Angie Collado Lama 

Página web: angiecollado.com